domingo, 18 de noviembre de 2012

¿Porqué tengo ansiedad?


El miedo y la preocupación son el núcleo de la ansiedad. Las personas que la sufren tienen una gran facilidad para preocuparse por casi cualquier “problema” que la vida cotidiana les presenta, resultando muy difícil controlarlo. Ser una persona responsable y vivir siempre preocupado no son sinónimos. Ser “muy responsable” parece significar estar permanentemente corriendo para cumplir con todo, la casa, los niños, el trabajo o los estudios, siempre pensando y “preocupándote” por los demás, intentando  resolver todo lo mejor posible. Pero no somos dioses y si cuando aparecen un imprevisto nos centramos en imaginar el peor resultado posible, la ansiedad no tardará en aparecer.


Otro factor importante a tener en cuenta es el miedo. No nos damos cuenta de que el miedo es en gran parte una creación de nuestra mente. Nos causa sensaciones de confusión, aprehensión y nos sentimos muy indefensos.  El miedo sirve para alertarnos de un posible peligro, pero una vez detectado, seguir o no con miedo, depende de nosotros.
Para que lo entiendas mejor voy a ponerte unos ejemplos:
Nuestro hijo llega tarde y empiezo a pensar: ¿qué le habrá pasado? ¿habrá tenido un accidente?

En este caso el miedo ha tomado el control. Nuestro hijo ha podido perder el autobús o olvidarse por completo de la hora al estar pasándoselo genial con sus amigos. Todas estas opciones son igual de posible que la de que haya tenido un accidente, pero al vernos presos del pánico, nos ponemos en lo peor y aparece la ansiedad.

Nos llama el jefe a su despacho, y lo primero que pienso es: ¿qué habré hecho mal? Aquí la preocupación excesiva es quien se encarga de disparar la ansiedad. Nuestro jefe  puede estar llamándonos para felicitarnos por un trabajo bien hecho o para darnos alguna tarea rutinaria, pero nosotros sin embargo, empezamos con los pensamientos catastróficos: “¿y si me despide? No podría pagar todo lo que debo” poniendo nuestro nivel de ansiedad por las nubes.

Para que nuestro miedo no nos juegue malas pasadas, hay que  aprender a distinguir lo que es POSIBLE de lo que es PROBABLE. En realidad, todo es posiblePodemos perder el trabajo, suspender un examen que llevamos bien estudiado o que nuestros seres queridos tengan un accidente... Todo es posible pero, no todo es probable. Depende de nosotros el enfoque que le damos a los acontecimientos, nadie puede predecir el futuro, pero si quieres imaginarlo, por que no hacerlo con algo positivo.
Para terminar quiero explicarte brevemente que ocurre en nuestro cerebro cuando sentimos ansiedad. La parte del cerebro que nos interesa para entender la ansiedad es la zona límbica y más específicamente, una estructura llamada AMIGDALA (no confundir con las de la garganta). Ahí están almacenadas todas nuestras emociones como la rabia, el amor, el deseo, la felicidad y también la ansiedad. Una de sus principales funciones es la de vigilar. Si nota el más mínimo indicio de peligro, dispara la alarma y envía mensajes de miedo a distintas partes del cerebro, activando el proceso de la  ansiedad. Sube la adrenalina, nos late el corazón más deprisa, empezamos a sudar y los músculos se tensan. Este sistema no es capaz de pensar ni razonar, actúa directamente sobre la información que recibe de nuestros sentidos y si en algún momento recibe una señal que coincida con un peligro pasado, dispara la alarma en forma de ansiedad.

Hemos cambiado los leones por un coche que nos adelanta, un insulto de otra persona o hacer la cola en el supermercado. Es por eso que debemos darle tiempo a nuestro cerebro para que analice la situación y detecte que no hay un peligro real, tomar 3 respiraciones profundas es un excelente ejercicio para que la información vaya a la zona lógica de nuestro cerebro y que detecte que sólo es una situación molesta y no peligrosa.
Fuente: http://www.controlatuansiedad.com/que-la-produce.html                                                                                     Autora: Patricia Hales

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